“Por aquellos días, María se puso en camino y fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá” (Lc 1, 39)
“Cuando Elías llegó al monte, entró en una gruta y pasó allí la noche. El Señor le dirigió su palabra: -¿Qué haces aquí, Elías?” (1 Re 19, 9)
“Pero él se retiraba a lugares solitarios para orar” (Lc 5, 16)
“Por aquellos días, Jesús se retiró al monte para orar y pasó la noche orando a Dios” (Lc 6, 12)
Entrad por la puerta estrecha, porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mt 7, 13-14
¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto. Salmo 54, 7
La ancestral llamada del desierto nunca se apaga. En medio de los cambios y de los acontecimientos sigue resonando porque, en realidad, es la voz de las más puras aspiraciones del hombre. Sobre todo es la llamada de Dios.
EN EL SERMÓN DE LA MONTAÑA: «No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así:
Padre nuestro del cielo,
santificado sea tu nombre…(Mt 6, 7-15)
Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?» Salmo 41
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: «Levantad la ciudad.»
¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminante! Abandonaría mi pueblo y me iría junto a ellos. (Jer 9, 1)
Es necesario pasar por el desierto y vivir en él para recibir la gracia de Dios; allí es donde nos vaciamos, donde arrojamos de nosotros todo cuanto no es Dios… Es un tiempo de gracia, un periodo por el cual necesariamente ha de pasar el alma que quiere producir frutos. Necesita ese silencio, ese recogimiento, ese olvido de todo lo creado, en medio de los cuales establece Dios su reino y por el cual forma en ella el espíritu interior. (Charles de Foucauld)
En el desierto un alto hacemos,
es el Señor quien nos convida,
aquí comemos y bebemos
el pan y el vino de la Vida.
Los amigos del novio no ayunan. «Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunaran». (Mt 9, 15)
La desesperanza te dice: no luches, las derrotas pasadas te dicen: no lo intentes; pero DIOS te dice: ¡NO TE RINDAS! Yo te he creado para grandes cosas. «Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas» (Isaías 40,31) Ánimo.
«…y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.» (Mt 17, 1-9)
¿Dónde está tu hermano? «La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra?» (Génesis 4, 10
…permanece en la ermita interior, al abrigo de la oración de Jesús…
…se vistieron de saco.
«La seduciré y la llevaré al desierto y le hablaré al corazón». (Os 2, 16)
Comenzamos hoy nuestro desierto litúrgico: Cuaresma por las sierras subbéticas.
«Queridos hermanos y hermanas, con la voz del profeta Isaías, Dios hizo esta promesa: 《Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: pongo en el desierto un camino》(Isaías 43, 19). En el desierto se abre el camino que nos lleva de la muerte a la vida. Entremos en el desierto con Jesús…»(Papa Francisco. Audiencia general. Plaza de San Pedro. Miércoles, 26 de febrero de 2020)
Monte de las Tentaciones. Ciudad de Jericó, Desierto de Judea.
Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. (Mt 6, 1-6) — en Paseillo Centro.
Te invito a entrar en el desierto con Jesús en santa desnudez, como un anawim. 40 días y 40 noches. Porque: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (Mt 4, 1-11)
«Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío.» (Salmo 18,15)
El Espíritu empujó [a Jesús] hacia el desierto. (Mc 1, 12)
«Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:
-«Todo esto te daré, si te postras y me adoras.»
Entonces le dijo Jesús:
-«Vete, Satanás, porque está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto.»» (Mt 4, 1-11)
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: «Levantad la ciudad.»
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