Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
El desierto no sólo acoge y brinda hospitalidad, nos coloca desnudos ante nosotros mismos, ante Dios y ante los demás. Es un espacio de encuentro, no de huida, aunque a veces algunos hayan huido a él o por miedo o por no aceptar sus propias responsabilidades en el mundo.
Pingback: Últimas publicaciones – Desierto de los anawim