Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
Dijo Dios a Abraham, es decir al emigrante: «Sal de tu tierra de tu familia y de la casa de tu padre, y ven a la tierra que yo te mostraré, una tierra de la que mana leche y miel». (Éxodo 3, 8) (Génesis 12, 1)
El exhorta al intelecto que se ha vuelto emigrante…: «Sal de tu percepción sensible, y por cierto, también de las realidades sensibles, en una palabra, sal de todo el mundo visible y ven a la tierra que yo te mostraré».
Extraído de Filocalía, Tomo IV, pags. 345/6 – Calixto e Ignacio Xanthopoulus
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