El Silencio de María

16 de Julio – Festividad de Nuestra Señora del Monte Carmelo

«Lo que más nos admira en Jesús y en su Madre es su humildad silenciosa. ¿Cuántos se enteraron de aquella vecina de Nazaret que acarreaba agua o leña, que nunca se metía en los asuntos de las vecinas pero que las ayudaba en sus necesidades, cuántos supieron, repito, que aquella vecina era llena de gracia, privilegiada del Señor y excelsa por encima de todas las mujeres de la tierra?

¿Qué pensaban de ella sus parientes de Caná o sus propios familiares más próximos? Todo el misterio de María estuvo enterrado entre los pliegues del silencio, durante la mayor parte de su vida. Muchos de sus privilegios -Inmaculada, Asunción…- estuvieron en silencio, inclusive en la Iglesia, durante muchos siglos. Volvemos a la misma conclusión: lo definitivo está en el silencio.

Cuando digo silencio aplicado al caso de María, quisiera evocar un complejo prisma de resonancias. Al decir «silencio», en el caso de María, estoy pensando en su disponibilidad y receptividad. Cuando digo «silencio» de María, quisiera significar expresiones como profundidad, plenitud, fecundidad. Quisiera evocar también conceptos como fortaleza, dominio de si, madurez humana. Y, de manera muy especial, los vocablos fidelidad y humildad los consideraría casi como sinónimos de silencio».

(Tomado del capítulo: Fidelidad en el silencio. Del libro «El silencio de María». Autor: Ignacio Larrañaga)

2 Comments on “El Silencio de María

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