Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
Como especie humana nos hemos entregado al utilitarismo y al saqueo, hemos extraviado la mirada contemplativa. Pero… cuando el hombre se acerca a la naturaleza virgen, y se encuentra a solas, desnudo ante esa inmensidad que le supera y desborda… entonces queda extasiado, tal vez evoca con anhelo en ese momento, el recuerdo del Paraíso.
Cuando nos conmueve un paisaje, nos deslumbra el sutil vuelo de un ave o nos impacta un profundo cielo estrellado lejos de las ciudades, el corazón presiente y reconoce la patria celestial oscuramente recordada. Asumirnos simples peregrinos rumbo a la casa paterna, nos ubica en nuestro lugar propio al servicio del plan de Dios.
Texto propio del blog
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