Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
“Todos los hombres son hijos de Dios que los ama infinitamente: es entonces imposible querer amar a Dios sin amar a los seres humanos: cuanto más se ama a Dios, más se ama a los hombres. El amor de Dios, el amor por los seres humanos, es toda mi vida, será toda mi vida, así lo espero.”
¡Oh Dios mío! ¡Cómo tenías tu mano sobre mí, y qué poco yo lo sentía! ¡Qué bueno eres! ¡Cómo me guardaste! ¡Cómo me guardabas bajo tus alas mientras yo ni siquiera creía en Tu existencia!” Mi vocación ordinaria es la soledad, la estabilidad, el silencio… Pero si creo ser llamado, excepcionalmente a otra cosa, sólo puedo decir, como María: ‘Soy la Servidora del Señor’.”
“La Eucaristía es Jesús, es todo Jesús. Cuando se ama, se quisiera hablar constantemente con el ser a quien uno ama, o por lo menos mirarlo sin cesar: la oración no es otra cosa: la conversación familiar con nuestro Amado: mirarlo, decirle que uno lo ama, gozar de estar a Sus pies.”
Extraído de Biografía de Charles de Foucauld
Foto extraída de «Las siete palabras»
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