Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
Publicado el 25 abril, 2021 por desiertoanawim
«Dios y su voluntad es lo único que ocupa mi vida. Lo que antes era deseo vehemente, por su infinita misericordia se va templando. Qué inmensa es la gracia de Dios cuando va llenando poco a poco un alma. Cómo se va precisando más y más la vanidad de todo lo humano, y cómo en cambio, se llega uno a convencer prácticamente de que solo en Dios es donde se halla la verdadera sabiduría, la verdadera paz, la verdadera vida, lo único necesario y el único amor y deseo del alma.
Pero si de veras estamos unidos por amor a su voluntad, nada desearemos que Él no desee, nada amaremos que Él no ame, y estando abandonados a su voluntad, nos será indiferente cualquier cosa que nos envíe, cualquier lugar donde nos ponga… Todo lo que Él quiera de nosotros no solamente nos será indiferente, sino que será de nuestro agrado. (No sé si en todo esto que digo hay error; en todo me someto al que de esto entienda. Yo sólo digo lo que siento, y es que en verdad nada deseo más que amarle a Él, y que todo lo demás a Él lo encomiendo; cúmplase su voluntad).
Cada día soy más feliz en mi completo abandono en sus manos. Veo su voluntad hasta en las cosas más nimias y pequeñas que me suceden. De todo saco una enseñanza que me sirve para más comprender su misericordia para conmigo. Amo entrañablemente sus designios, y eso me basta. Soy un pobre hombre ignorante de lo que me conviene, y Dios vela por mí como nadie puede sospechar».
De los escritos espirituales de San Rafael Arnaiz Barón
Categoria: De los santos, San Rafael Arnáiz BarónEtiquetas: blog Anawim, Blog de Rafael Rodriguez Cantero, el santo del abandono, la santidad del fracaso, San Rafael Arnaiz, Santo Trapense
Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.
Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda,
La paciencia, todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta.
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