Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
«Se hizo una revisión bibliográfica acerca del papel que tiene la Espiritualidad sobre la salud, y se evidenció experimentalmente cómo la Espiritualidad puede convertirse en una poderosa fuente de fortaleza, ya que capacita al individuo a hacer cambios positivos en su estilo de vida y a tomar conciencia de cómo las creencias, actitudes y comportamientos pueden afectar positiva o negativamente su salud. Se evidencia, en este trabajo, cómo las prácticas religiosas pueden ayudar a las personas a sobrellevar el estrés del día a día, y especialmente, a aquellas sometidas al estrés agudo.
La Religiosidad y la Espiritualidad, como estrategias de afrontamiento, parecen estar asociadas a una mejor salud mental y a una rápida adaptación al estrés, particularmente, al estrés prolongado. Se demuestra ampliamente en la literatura revisada, cómo al promover el bienestar existencial del individuo, ya sea a través de sus creencias religiosas o sus prácticas espirituales, se favorece una mejor función del sistema inmunológico.
En definitiva, debido a que la Espiritualidad favorece estilos de vida y comportamientos más sanos, lo que se asocia a un menor riesgo de enfermedades y a una actitud diferente cuando se pierde la salud, se justifica plenamente su uso en los programas de apoyo psicosocial dirigidos al tratamiento de enfermedades crónicas y de alto riesgo».
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Por supuesto si está aquí escrito, no dudo de que es así. Pero es que lo he experimentado, y lo estoy experimentando personalmente. En momentos de mucho problema, mucha tensión, mucha ansiedad, mucho sentimiento de desvarío de qué hacer u orientar tú vida o de los que ves sufrir cerca tuyo y tú también sufres…. la oración profunda, la confianza en Dios, el agarrarte a El de las mil maneras que tenemos aprendidas de orar, o sencillamente comentar con El lo que nos pasa, sin darnos cuenta sentimos el bajón de todos los males anteriores. De repente la vida tiene sentido. De repente te sientes capaz de superar todo este mal que sentías reflejado de tantas maneras. Y lo mejor, te sientes recogido, apoyado, querido. De repente todo lo que estás pasando se va disolviendo y sientes que tu vida tiene un plan. Que diferente todo se hace al sentir a Dios con nosotros….. Amén y gracias!
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Gracias a ti hermana en Cristo! Un saludo fraterno.
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