Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
«… Por ejemplo, se ha comprobado que las personas con diversas enfermedades físicas, recurren con frecuencia a prácticas de tipo religioso y/o espiritual, para afrontar el estrés que supone su situación, siendo según ellos, este tipo de prácticas de gran ayuda para ellos, teniendo quienes las realizan menos estrés, depresión, dolor y aislamiento social, con respecto a los que no lo hacen. A su vez, los enfermos que recurren a lo religioso y/o espiritual, refieren tener más sentimientos positivos que los demás, a pesar de estar enfermos.
Diversos autores, entre los que podemos nombrar a Viktor Frankl y Carl Gustav Jung han señalado que la religiosidad y la espiritualidad, pueden aportar elementos beneficiosos, para los pacientes, dentro del ámbito de una psicoterapia. De hecho, los propios pacientes señalan con frecuencia su necesidad de encontrar respuestas o plantear cuestiones relacionadas con lo espiritual y/o lo religioso. Por lo que parece adecuado tener en consideración estas cuestiones en el ámbito de una psicoterapia, algo que también es preciso si partimos de una visión antropológica no reduccionista y global.
Los momentos de meditación y oración ayudan a tener un mayor bienestar psicológico, paz interior y amor, a encontrarse con uno mismo y a buscar la trascendencia, ayudan a compensar vacíos de relaciones humanas, pues por ejemplo, proporcionan un apoyo en forma de una figura paterna y materna. Las propias prácticas religiosas proporcionan con frecuencia un sentido de comunidad y sensación de compañía y de pertenencia, así como emociones positivas como sentimientos de esperanza, mayor autoestima y compasión. También es sabido que la confesión y la dirección espiritual estimulan a verbalizar conflictos, lo que en sí, alivia el malestar por los mismos…»
«¿Es la espiritualidad una fuente de salud mental o de psicopatología?»
12º Congreso de virtual de siquiatría – PhD Maribel Rodríguez Fernández
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