Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
«… No solamente las curaciones prodigiosas confirmaban la potencia del anuncio evangélico en los tiempos apostólicos, sino que el mismo Nuevo Testamento hace referencia a una verdadera y propia concesión hecha por Jesús a los Apóstoles y a otros primeros evangelizadores de un poder para curar las enfermedades. Así, en el envío de los Doce a su primera misión, según las narraciones de Mateo y Lucas, el Señor les concede «poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia» (Mt 10, 1; cf. Lc 9, 1), y les da la orden: «curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios» (Mt 10, 8).
«También en la misión de los setenta y dos discípulos, la orden del Señor es: «curad a los enfermos que encontréis» (Lc 10, 9). El poder, por lo tanto, viene conferido dentro de un contexto misionero, no para exaltar sus personas, sino para confirmar la misión. Los Hechos de los Apóstoles hacen referencia en general a prodigios realizados por ellos: «los Apóstoles realizaban muchos prodigios y señales» (Hch 2, 43; cf. 5, 12). Eran prodigios y señales, o sea, obras portentosas que manifestaban la verdad y la fuerza de su misión»…
“Instrucción sobre las oraciones para obtener de Dios la curación“
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