Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
«Se ha mostrado que la religión y la espiritualidad se relacionan significativamente con medidas de adaptación y con el tratamiento de síntomas en pacientes de cáncer. Los mecanismos religiosos y espirituales de adaptación se han relacionado con índices inferiores de incomodidad, así como menor hostilidad, ansiedad y aislamiento social de los pacientes de cáncer [1–4] y de los familiares encargados de su cuidado.[5] Características específicas de creencias religiosas sólidas, como esperanza, optimismo, falta de arrepentimiento y satisfacción por la vida se han relacionado también con mejor adaptación de las personas diagnosticadas con cáncer…
El bienestar espiritual, especialmente la sensación de que la vida tiene sentido y la paz,[11] se relacionan de manera primordial con la capacidad de los pacientes de cáncer para continuar disfrutando de la vida a pesar de altos grados de dolor o cansancio crónico. El bienestar espiritual y la depresión están inversamente relacionados.[12,13] El aumento de la sensación de propósito interior y paz se ha relacionado también con una menor incidencia de depresión, al tiempo que el grado de religiosidad no guardó relación con la depresión..».
Extraído de «Instituto nacional del cáncer«
Imagen extraída de radiooncologa.com
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