Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
«Tiempos fuertes no sólo para orar sino también para recuperar el equilibrio emocional…»
«… el desierto, como lugar de encuentro con Dios y con nosotros mismos, es una experiencia enriquecedora, siempre y cuando Cristo esté en el centro de esta soledad, y el objetivo sea el encuentro relacional con Él. La soledad sin relación amorosa, puede devenir… Continue Reading «El jardín del amor»
«… la vida espiritual, por su radicalidad, puede y debe ser la última línea defensiva de la verdad…»
No agudices la cruz de tu vida volviéndote tan ocupado que no tengas tiempo de sentarte en mansedumbre ante Dios…
«Es el tiempo para dedicarse a una sana ecología del corazón, a hacer limpieza ahí. Vivimos en un ambiente contaminado por demasiada violencia verbal, por tantas palabras ofensivas y nocivas, que la red amplifica. Hoy se insulta como quien dice “buenos días”. Estamos inundados… Continue Reading «Ecología del corazón»
«… Como San Agustín indica, el Espíritu Santo no solamente nos hace capaces de amar a Dios; nos da el poder de amar a nuestro prójimo…
yo, Dios mío, no te haré más que una sola súplica: «dame un corazón puro» [Sal 50,12]…
La entrada en este sendero es la oración larga y silenciosa, humilde y perseverante…
… un paisaje en el que ya no crece nada, en el que nada puede echar raíces, pero es también lugar de libertad…
DEBEMOS PEDIR la gracia de darnos cuenta más claramente de todo lo que nos aleja de Dios y del prójimo. Y de darnos cuenta del desorden general que puede haber en nosotros…
En último término, las tentaciones de Jesús coinciden con las de cada hombre, desde el principio…
Pero lo más importante es recalcar que donde Israel sucumbió, Jesús triunfó y su triunfo fue la liberación nuestra…
Asusta un poco. A veces cuando la vida se nos complica sentimos que estamos en un desierto…
Oscura la fe y desnuda la confianza de estos hombres. Así merecieron el nombre de padres de la fe y padres del pueblo de Dios…
El desierto no es quietud ni estancamiento, sino peregrinación y combate. No es la tierra prometida, sino el duro caminar hasta alcanzarla.
Ten en cuenta que el verdadero desierto no está fundamentalmente en un lugar, sino en el corazón.
Cuanto más ligero sea tu equipaje más libertad le darás a Dios para llenarte con su presencia, su amor y su gracia…
Aquí de nuevo encontramos el simbolismo dualista del desierto. Es lugar de advertencia así como lugar de encuentro espiritual.
Dice Santa Teresita que durante años, ¡años!, sufrió el desierto espiritual. El mismo inició poco después de que anunciara su entrada al Carmelo…
¿cómo reconocer ese único desierto si no estuviera ya presente en nuestro corazón?