Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
«La fuerza purificadora del alma humana viene de Dios mismo. Y Juan de la Cruz fue consciente, como pocos, de esta fuerza purificadora. Dios mismo purifica al alma hasta en los más profundos abismos de su ser…»
el místico experimenta la íntima conexión que hay entre Dios y todos los seres, y así, «siente ser todas las cosas Dios»…
…unos le han de labrar con la palabra, diciéndole lo que no quisiera oír; otros con la obra, haciendo contra él lo que no quisiera sufrir; otros con la condición, siéndole molestos y pesados en sí y en su manera de proceder; otros con los pensamientos, sintiendo en ellos o pensando en ellos que no le estiman ni aman…