Un encuentro con Jesucristo a la intemperie
Participar del espíritu del yermo, es gustar el sabor de la pertenencia amorosa a Dios…
El desierto no es quietud ni estancamiento, sino peregrinación y combate. No es la tierra prometida, sino el duro caminar hasta alcanzarla.
Si el Ermitaño llora al recordar sus extravíos, que sean lágrimas de gozo. Dios es más admirable cuando restaura que cuando crea.